jueves, 31 de marzo de 2011

Mens sana in corpore insepulto

El cuerpo humano ha sido siempre, objeto de estudio y expresión por los artistas en ese continuo redescubrimiento a través de sus diversas prácticas y  representaciones;
de su belleza seductora, de su carnalidad, de su mortalidad, de su agresividad... En un contexto como el actual donde el término de arte se diluye cada vez más, el artista se ceba en el cuerpo convirtiéndolo en un, o su, campo de batalla para expresar las transgresiones de los convencionalismos relacionados con cuestiones como la enfermedad, la muerte la sexualidad o la violencia. Y  es más, como un parque de atracciones para los sentidos, tinglados artificiosos ligados al espectáculo mediático a mediante un cuerpo que desborda sus límites y provoca la  imaginación colectiva a través de una serie de nuevos mitos que los medios  se han encargado de expandir.
Las  formas y proporciones fueron estudiadas en todas las épocas en especial el Renacimiento, que en sus planteamientos anatómicos, han otorgado al cuerpo un carácter de patrón perfecto inalcanzable desde la proporción matemática y geométrica en un intento de aproximación entre la naturaleza y el idealismo.
Con Manet el idealismo deja paso a otras propuestas. Cuerpos que muestran la anatomia en su esplendorosa morbidez; desde su sensualidad hasta su tragedia y la muerte. Un nuevo modelo orgánico  feliz en su propia carnalidad, alejado de cualquier representación ideal y mostrado en despreocupada exhibición. 

O  el cuerpo humano remitido  a miedos y pasiones primarias donde la figura adquiere un aire obsceno y   bestial y los instintos toman forma  a través de fragmentos de carne mutilada con expresiones llenas de violencia y tortura  o dramátismos cadavéricos.

 
Una nueva forma de expresión basada en el traspaso del límite de la crítica o de la sátira se plantea a través del conceptualismo  que el Body Art lleva implícito: la idea sobre  la muerte del arte como rechazo hacia el cuerpo,  su muerte y su dolor.  Lo feo, lo repulsivo, lo abyecto, se ve a través de las representaciones de anatomí­as extremadamente demacradas, sanguinolentas, sucias, excremenciales, salidas y retornadas a la tierra o sometidas a mutilaciones extremas o reivindicadoras.
Esa realidad en lo corporal se supera a través de un cuerpo cuya carne tiende a ser cada vez mas virtual. Anatomí­as despedazadas, fragmentadas, cuerpos extraí­dos, inestables, transparentes, artificiosos,  desmaterializados de anatomí­as anárquicas o desconcertantes. 


Esa proliferación de cuerpos  humanos ya no se ciñe a cánones perceptibles. Acompañados de técnicas fotográficas, confeccionados o tratados con materiales industriales, son expuestos a través de montajes dirigidos al consumo inmediato de los caníbales de imágenes. Bullen como los hongos las esculturas fotorrealistas de cuerpos humanos cuyas obras son copias exactas de la realidad o la ficción elaboradas en poliéster o resinas que recuerdan las Fallas valencianas o maquetas de efectos especiales.  Como tales, la anécdota  y el fuego. 
El indulto… para pocos.


Von Hagens no tienen indulto; nos remite al campo anatómico-forense gore. El cuerpo humano incorruptible, disecado, embalsamado, como bulto redondo anodino desposeído de todo significado,  no perturba demasiado, incluso conlleva un morboso atractivo para un público friqui. Como resultado, mas de veinticinco millones de personas  han visto sus muestras itinerantes. ¿Cuales pueden ser las causas que inducen a ello?.
Lo fenoménico o impacto visual de la novedad ?
La curiosidad  por lo que técnicamente se puede hacer ?.
Lo macabro, repulsivo, morboso. Comprobar hasta qué punto son realmente “reales” ?
Lo polémico, que por tratarse de restos humanos su procedencia no justifica una profanación.
El fin pedagógico que el autor defiende, es anecdótico. Su destino real es la gran demanda comercial por parte un clientelismo de descerebrados. Hay ofertas al alcance de todos los gustos y bolsillos: desde 60 mil € por un cuerpo completo, 350  por un testículo o 150 por la rodaja de una mano.

                     Casquería fina.  Póngame cuarto y mitad …, ¡de éste que parece mas saludable¡.
Lady Gagá está interesada en incorporar a sus espectáculos alguno de estos plastinados.
  
Solo el hecho de mencionar a estos individuos es procurarles un protagonismo gratuito, pero sirven como reflexión para diferenciar arte y circo.

El arte no es sólo cosa del artista, es cosa de todos, la desvergüenza es el intrusismo, y a veces no se trata de individuos, sino de ideologías o de pensamientos"… “el artista no hace arte, sino que presenta proyectos, de los que se aprueban los que coinciden con los objetivos de los intrusos”… “A los autores se les pide libertad y, luego, se les reprocha su ejercicio,… y que, cuando van contracorriente, tienen garantizado el ostracismo…”  
J.C. Román
Y por otro lado, el espectador del siglo xx, acude a estos grandes supermercados de la imagen que devora y regurjita sin digerir. 




 
 

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